domingo, 26 de marzo de 2017

A ras de la vida

Aquí me encuentro, sobre el borde de una agridulce cornisa mientras que por el filo de mi corazón cuelgan mis sentimientos.

sábado, 25 de marzo de 2017

Schnieper

¡¡¡Recuerda!!!
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Tómate un tiempo de relax y emociónate con estas maravillosas historias.

viernes, 24 de marzo de 2017

Schnieper y otros apasionantes relatos

A partir del día 25 podrás conseguir nuevamente la nueva entrega gratuita de SCHNIEPER Y OTROS APASIONANTES RELATOS.

Vive las historias que miles de personas ya han disfrutado.

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jueves, 23 de marzo de 2017

La espera

Crucé los vientos por ti. Bajo la lluvia me calé hasta los huesos para decirte te quiero. Tirité bajo la nieve solo por verte. Todavía te espero.

miércoles, 22 de marzo de 2017

Regresa

Regresa al lugar donde perdiste tus alas, olvida el motivo y dale a tu imaginación lo que le pertenece.

viernes, 17 de marzo de 2017

Púrpura en el bosque


Una preciosa mañana de primavera se encontraba Entelequia sentada sobre una piedra cerca del río mientras observaba a unos pequeños pececillos nadar bajo el agua cristalina. De entre los árboles de aquél frondoso bosque apareció Oniria que la andaba buscando.
—Por fin te encontré —dijo sin perder la sonrisa.
Entelequia se giró y le ofreció su mano para que se sentara junto a ella. Sin decir nada ambas volvieron a observar a aquellos brillantes y vivarachos peces.
Mientras tanto, Quimera, como siempre, bailaba entre las flores a la vez que entonaba una dulce melodía bajo la atenta mirada de Utopía que trenzaba su larga melena rubia. De repente unas oscuras nubes se concentraron entre sí impidiendo a los fulgurantes rayos de sol iluminar el bosque sumiéndolo en un triste y desapacible anochecer. Pronto, las cuatro damiselas corrieron rápidamente a reunirse en su morada para protegerse de aquella oscuridad.
A lo lejos, por el camino, un extraño resplandor se iba acercando lentamente hacia aquella bucólica casita de cóncavo tejado y ventanas redondas desde donde ellas miraban recelosas. Poco después observaron a alguien enfundado bajo una larga capa de color púrpura cubriendo con la capucha su rostro. En su mano derecha portaba una especie de quinqué para iluminar la senda. Tras sus últimos pasos llamó a la puerta. Las damiselas dieron un respingo asustadas y se miraron entre ellas.
—Abre tú —dijeron a Entelequia a quien consideraban la más valiente.
—Puede ser peligroso —respondió apretándose las manos.
—Quizá se haya perdido —manifestó Quimera.
—Tienes razón.
Tras unos segundos de vacilaciones abrió la gruesa puerta de madera unos centímetros y le preguntó.
—¿Quién eres?
—Me llamo Independencia y vengo desde muy lejos —dijo una dulce voz de mujer apenas levantando el rostro.
Entelequia abrió lentamente la puerta a la vez que la mujer se despojaba de su capucha. Todas quedaron perplejas al observar su extraordinaria belleza y la invitaron a entrar apenas sin reparo...

¿Quieres saber cómo termina? 
Aquí encontrarás éste o otros microrrelatos con los que podrás disfrutar de un buen rato de lectura.




Efímera niñez


Siento envidia de los niños cuando lloran. Sus lágrimas son sinceras y expresan la pena verdadera de sus pueriles sentimientos, sin vergüenza, sin rubor, sin importarles lo que los demás piensen, inconscientes de la estupidez adulta que se empeña en reprimir lo que lastima al corazón.
Quiero llorar cuando mis lágrimas deseen abandonar mis ojos deslizándose por el lagrimal sin tener que pedir permiso al cerebro y que fluyan libremente desahogando mis angustias, igual que un niño.