martes, 17 de febrero de 2015

Lo voraz del ego

Me recome el organismo como termitas hambrientas de petulancia indiscriminada. El egoísmo frente a la bondad humana, frente a los buenos instintos, frente a las nobles causas, frente a lo puro de la esencia, construyendo alrededor una inquebrantable tela de fuerte avaricia. Ego ajeno que me causa dolor, me quebranta el alma, me indispone la salud, me fatiga la alegría y descompone mi humor. Es una sensación de soledad interna que me apabulla sin compasión. ¿Puede una vida soportar esa aplastante máscara artificial sin recurrir a un auxilio? ¿Es la generosidad, si acaso, un antídoto?
Tremenda dualidad, ardua dicotomía, solución incierta...