martes, 19 de agosto de 2014

La estrella


En el raso cielo una estrella veo brillar.
Sí… Allí a lo lejos, y creo que a mis manos puede llegar.
Pero… ¡Uf! Me temo que ahí se va a quedar, donde su luz eterna no dejará de iluminar.
¿Qué haría aquí una estrella sino sucumbir a la oscura vanidad, apagando su resplandor sin poderlo remediar?
Mejor será que en la infinita distancia, con su brillante fulgor, nos siga dejando soñar cómo poderla alcanzar.



viernes, 15 de agosto de 2014

Soy una verdadera tacaña...

Verás:

Soy incapaz malgastar mis energías en odiar.
Me cuesta mucho consumir rencor.
No soporto el despilfarro de violencia.
Derrochar amargura me debilita los sesos.
La envidia sale muy cara.
Pregunté por el precio de la maldad y salí corriendo.
No pienso gastar un gramo de crueldad
El orgullo me lo reservo para ocasiones muy especiales, si lo sabré yo, cuando intento tomarme una dosis resulta que ha caducado.
Y si se trata de la soberbia, más aún, siempre alberga una gruesa capa de moho, como para atreverse.
En fin, cosas así...

Sin embargo no reparo en gastos a la hora de repartir simpatía.
No escatimo un minuto de felicidad.
El afecto lo reparto por toneladas.
Me satisface regalar kilos de generosidad.
No me cuesta nada ser comprensiva, todo lo contrario, encima me gano un abrazo y lo que es aún mejor, una sonrisa.
¿La alegría?... Hasta que se desborde.
Del amor no hablemos, de eso ya me encargo día a día, de dilapidarlo.

Sin embargo, hay que ver qué tacaña soy...