No es lo mío hallar la cuadratura del círculo. Para eso ya
están las mentes privilegiadas, las que con su talento y diez dígitos básicos
son capaces de conquistar Marte.
Lo mío es la arquitectura de las palabras con las que se
construyen los sueños del corazón, las aventuras del alma, las profundas
pasiones, aquellas con las que se cimentan mundos reales e imaginarios aunque yo, todavía, me encuentro al principio del camino.
¿Qué es un círculo sino un cuadrado que ha transformado sus
aristas?
El cuadrado juicioso, cabal y reflexivo relaja sus ángulos para
darle forma circular con el fin de dejar fluir las ideas, perseguir quimeras y
hacer flotar fantasías, descubrir lo imperfecto de lo perfecto dejando latir al
corazón que no sabe de cifras, que no sabe de tiempo y ni siquiera de lugar.
Seguiré expresando con palabras lo que alberga mi espíritu
a la vez que los planetas siguen pululando por el espacio esperando a que
alguien, con su sabia conciencia, los rete intentando manejar la influencia cósmica que envuelve nuestro
anhelos.