lunes, 22 de diciembre de 2014

La estación incrédula

Aquí, en esta parada, esperé paciente mientras el sol me retaba con su calor. Oí murmullos sonar a mi alrededor y mis oídos no perfilaban a entender. Es amor lo que se espera cuando la espera es larga y caminé despacio hacia la orilla de la acera. Una anciana mano me suplicaba atención para descender con cuidado este bordillo. Miré su encorvada espalda alejarse y volví de nuevo pensativa a la parada. Un día más entendí la penosa carga de lo que no volverá y me temo que mis cansados hombros no son capaces de poderla arrastrar. Bajaste las escaleras de esta parada dejando en mi retina el adiós de tu mirada y por mucho que espere no las subirán nunca más...

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