viernes, 17 de marzo de 2017

Efímera niñez


Siento envidia de los niños cuando lloran. Sus lágrimas son sinceras y expresan la pena verdadera de sus pueriles sentimientos, sin vergüenza, sin rubor, sin importarles lo que los demás piensen, inconscientes de la estupidez adulta que se empeña en reprimir lo que lastima al corazón.
Quiero llorar cuando mis lágrimas deseen abandonar mis ojos deslizándose por el lagrimal sin tener que pedir permiso al cerebro y que fluyan libremente desahogando mis angustias, igual que un niño.

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