La mujer
siempre se ha visto relegada a poder acceder a todos los asuntos relacionados
con la cultura, vetados y reservados
únicamente para el hombre. Él ha manejado siempre los hilos con respecto a eso.
La fuerza bruta les ha servido para intimidar la intención de, ni siquiera,
pensarlo. Si desde el principio de los tiempos de la escritura hubieran
evolucionado y crecido al unísono en esta materia, entre otras, las cosas
habrían sido de otra manera.
¿Cuál es el
problema/s?
El tiempo que
han tardado los varones en descubrir sus geniales hallazgos (para mí
admirables) se habría reducido a la mitad, o quizás menos. Se ha demostrado que
desde que la mujer ha puesto sus ojos sobre unos papeles que llevan escritos o
impresos unos caracteres llamados “letras” han deseado saber cada vez más y
han tardado mucho menos tiempo en ponerse al nivel de los hombres, ese tiempo que
ellos no fueron capaces de superar extendiéndose durante siglos, lo cual ha llevado siempre implícito
su temor a no poder dominar la mente femenina. Error, la naturaleza se abre
camino. Solo el miedo puede detenerlo pero resulta que ese temor tiene una
puerta de atrás por la que es posible salir.
Gracias a
“aquellos” que tuvieron la valentía de reconocer que las mujeres también debían
aprender a leer, aunque con reparos.
Pero todavía
queda un buen trecho por recorrer. Hay demasiadas mujeres sumergidas en la
ignorancia, y que “ahí fuera” aún tienen mucho por descubrir.
Por otro lado,
creo que el mundo literario, entre otros, habría agradecido enormemente que eso
hubiera sucedido puesto que las féminas son unas grandes consumidoras de la
lectura. Sea cual sea. La sociedad se habría enriquecido culturalmente mucho,
mucho, mucho antes.
Los
hemisferios cerebrales marcan algunas diferencias entre unos y otras pero no
impiden que sean complementarios. Una idea masculina puede mejorar una femenina
(y viceversa).
Entre guiso y
guiso, plumero, plancha, fregoteo y demás quehaceres caseros, se han escrito
verdaderas obras de arte que demuestran lo dicho anteriormente.
Mi particular agradecimiento
a:
Las
afortunadas poetisas de la antigua grecia, por lograr ser eso, poetisas.
Las religiosas,
como Santa Teresa de Jesús, que ni siquiera por sus hábitos lograron evitar ser
condenadas por ello.
A Jane Austen,
Fanny Burney, Katherine A. Porter, Emilia Pardo Bazán, Rosalía de Castro,
Charlote Bronte, Virginia Woolf, Cecilia Bohl, María Moliner… y muchas más, que
para plasmar su ingenio, fantasía, imaginación y sabiduría tuvieron que
desafiar las leyes de la “gravedad” para no dejarse “caer” en el intento.
A todas
aquellas que hasta hoy nos han llenado el alma con sus libros, con esa
capacidad innata para hacernos sentir y esa fuerza interior que ha despertado
del todo nuestra curiosidad.
Si una mujer
es capaz de dar vida, a partir de ahí ¿de qué no va a ser capaz?
Por cierto,
gracias al género masculino porque de ellos aprendí a ser una mujer libre e independiente
(aunque la sociedad condiciona, pero ese es otro tema…).
Extraordinario, me ha encantado Mar!!! felicidades por el trabajo. ¿Qué te parece si nos seguimos???? Mi blog es : http://sandraestevezcalvar.blogspot.com.es/
ResponderEliminar